miércoles, 30 de septiembre de 2009

Las memorias de Mamá Blanca


Voy a comentar Las memorias de Mamá Blanca, de Teresa de la Parra. La edición con la que trabajamos es Cooperación Editorial y está a cargo de Javier de Navascués. Ver su blog.
El país al que viajamos es Venezuela, aunque la autora nació en París en 1889. Teresa de la Parra es cosmopolita y de familia adinerada. Primero publica cuentos y en 1924 su primera novela, una obra revolucionaria para la época, ya que Ifigenia es el símbolo de la muchacha que tiene que ser sacrificada, puesto que se rinde a las convenciones que existen en Caracas sobre la mujer.
Las memorias de Mamá Blanca se publican en 1929. Se presenta como texto autobiográfico, pero no lo es. Un rasgo característico de esta autora es que busca una complic
idad con los lectores a los que se dirige dentro de la narración.
Los propios nombres de los personajes tienen su importancia. Así, Blanca Nieves refleja la ironía -pues nada más presentada se dice que es morena- propia de la escritora y además la inocencia que connota el nombre, pues hace referencia al conocido cuento infantil.
Los personajes van siendo presentados por orden de importancia. Las niñas protagonistas están encerradas en la hacienda en la que viven. Frente a ellas, está la figura del padre, único personaje que sale de Caracas. Representa los valores masculinos. Ahora bien, el mundo que es presentado como idílico es la burbuja cerrada que habitan las mujeres. Se percibe claramente una visión idealizada del campo frente a la ciudad, que aparecerá al final de la novela y marcará el paso de las niñas a la edad adulta, episodio que nos permite afirmar que esta novela puede enmarcarse dentro de las «bildungsroman».
En cuanto a la prosa, observamos que son abundantes los rasgos de oralidad, como las onomatopeyas o las canciones infantiles. Además, Teresa de la Parra incluye en su escritura numerosos juicios valorativos que dotan a la obra de un fuerte subjetivismo.
Prefiero no descifrar el final de la obra para no impedir que la imaginación del lector vuele.

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